Nuestro primer destino fue la Calle Navas, muy céntrica y peatonal. Es algo estrecha y cada bar dispone de unas siete u ocho mesas en su terraza. Llegamos algo tarde, en torno a las 15:00, por tanto el horario de tapeo se nos había escapado un poco pero vamos que algo cayó.
Después de algunos minutos de indecisión y miedo por equivocarnos de bar entramos en Chicotá. Una taberna pequeñita pero moderna. En general los bares no estaban abarrotados y podías coger sitio con bastante facilidad en la barra. En este sitio nos pusieron lo que véis arriba: dos pinchitos de tortilla y unas aceitunas machacás. Empezábamos bastante bien...
Como la cosa iba de ir probando pues no pedimos más rondas en ese bar y nos cambiamos. La siguiente parada fue en Pata Negra, un bar algo más grande que el anterior y, digamos, de "sevillanas maneras". La tapa en este caso fueron unas tostas con pan
El último bar que visitamos en esta primera ronda estaba al principio de la Calle Navas y no recuerdo bien su nombre. Eso sí, la tapa de este sitio fue irrisoria: 4 tristes gambas en un platito. Y alá a seguir visitando Granada.
Después de una tarde cultural y de primer reconocimiento de la ciudad cogimos el coche para visitar una zona de tapeo algo más alejada del centro, pero igualmente prometedora.
La terraza que nos iba a dar de comer durante toda la noche se llamaba La Alpujarreña y estaba situada en la Avenida de la Fuente Nueva, al lado de una rotonda... Este bar estaba regentado por una china y las tapas las podías elegir de una pequeña carta que tenían. En la foto se puede ver un sandwich mixto y una hamburguesa, pero también podías elegir san jacobo, lomo con queso, lomo con roquefort, etc. Unas diez o doce tapas a elegir. Cada consumición: 1,75 €. Terracita agradable. Perfecto.
Ya, al día siguiente, la mañana la empleamos en subir al Sacromonte y pasear a la sombra de La Alhambra. Después de
Poco a poco nos íbamos dando cuenta que esto no era como en Madrid. En primer lugar por la cantidad y calidad de las tapas, obviamente. Y en segundo lugar porque con las segundas y terceras tapas no mejorabas sustancialmente las anteriores, de hecho la primera era casi siempre la mejor. Al menos en nuestra humilde opinión.
Esa noche no cenamos de tapeo sino que nos sentamos tranquilamente en una terracita de la Calle Navas y nos pedimos unas raciones.
Pasamos a un nuevo día. Las tapas con pan y patatas ya empezaban a pesar un poco y el cuerpo pedía un poco de pescadito. El lugar elegido fue un gallego que se encuentra en la C/ Navas haciendo esquina con la C/ Gozo (qué mejor nombre). El bar estaba bastante animado y tuvimos que esperar un poco más que en otros lados para conseguir hueco en la barra. Como ilustra la foto superior la primera tapa fueron unos calamares, que ya habían sufrido las iras del respetable...
Para la segunda ronda nos tenían preparados una ración de chanquetes bastante generosa. La verdad es que son como pipas... entraban solos. Finalmente, yo me pedí una tercera cerveza y la tapa fue una especie de bienmesabe con salsa de curry. Una mezcla un poco extraña pero que no tenía mal sabor. Salimos bastante contentos de este gallego. Aquí terminamos nuestra gira por la Calle Navas.
Bueno y para finalizar he dejado el plato fuerte, y nunca mejor dicho. El último bar que visitamos en Granada fue el Ecu, que está en el Paseo del Emperador Carlos V (el que se hizo ese horror de palacio al lado de La Alhambra). La zona es residencial y tuvimos que ir en coche, pero vamos, menos de 10 minutos desde el hotel. Nuestra primera intentona fue estéril puesto que había gente esperando para coger mesa en la terraza. Pensábamos que el bar de al lado sería similar así que nos tomamos la primera ahí. Bah, muy normalito.
Como la curiosidad por tal afluencia de gente era muy grande nos acercamos y entramos al ver un sitio en la barra. Desde luego, mereció la pena. Nos pedimos una caña y un tinto de verano y nos viene el camarero y nos dice "Tomad chicos, las tapitas". Qué cachondo. Las "tapitas" eran dos bocatines de lomo con un huevo frito y salsa rosa. Impresionante. Y todo eso por 1,75 € la consumición, la caña no era precisamente pequeña.
Había que ir a por la segunda y así fue. Es la que sale en la foto de arriba. Aunque parezca comida de gato, en realidad era pollo guisado. Muy bien!! Braaavooo!!
Y aquí termina nuestro periplo por el tapeo de Granada. Ni que decir tiene que es algo totalmente distinto a lo que conocemos los de la capital, es otra cultura... Animo a todo el mundo que se escape 2 o 3 días a Granada, la vais a gozar!! Preferiblemente en las épocas de menos calor, porque 38º se hacía un poco duro...
PD: en las próximas críticas: un restaurante hindú, uno peruano y también carne de canguro!!